Todas las primeras semanas de Agosto celebramos, en el Instituto del Verbo Encarnado, la llamada “Semana de la Cultura”, la cual culmina con la fiesta de la Transfiguración del Señor; fiesta que nos recuerda nuestro carisma específico de transfigurar en Cristo todas las culturas, impregnándolas con los principios del Evangelio.

La Semana de la Cultura consiste en una serie de actividades que van mostrando las culturas de diferentes países. Tuvimos así, presentaciones acerca de la música de Vivaldi, de la historia de las Filipinas, el Convivium, actividad en la cual los seminaristas presentan obras de arte personales, y, finalmente, la polyglosis en la cual se presentan diversas obras literarias en sus idiomas originales.

El pasado 6 de agosto, 12 seminaristas profesaron sus votos temporales por primera vez. No sólo participó de este solemne acontecimiento toda la familia Religiosa en Filipinas, sino también familiares, amigos y bienhechores. Después de la ceremonia, hubo almuerzo festivo.

Esta semana cultural fue coronada con el redescubrimiento de la cultura católica de las Filipinas. Junto con el profesor Guillermo Gómez Rivera, los miembros de las Casas de Formación recorrieron algunos parajes de la histórica provincia de Cavite, que hubo de ser una comunidad completamente hispanizada. Habiendo sida destruida durante el siglo pasado, aún no ha vuelto a recuperar su lejano esplendor.

Nuestra primera parada fue en el Santuario de Aguinaldo en Kawit. Aquí, el general Emilio Aguinaldo declaró la independencia filipina en 1898 como el primer presidente de la Primera República de toda el Asia. Su casa, ahora un importante museo, es un testimonio de la herencia española en las Filipinas. La riqueza de la cultura filipina, que se manifiesta sobre todo en las bellas artes, es una refutación a aquellas teorías que afirman que España tiranizaba las Filipinas. Si realmente nos sojuzgaban, ¿por qué se le ha permitido a Aguinaldo y cientos de filipinos lucir como europeos?

La visita nos condujo a la entrevista que el profesor Gómez hizo, en su entonces, al Noble General. En dicha entrevista, Aguinaldo denuncia la traición de los invasores estadounidenses, manifestando su lealtad a la Madre España y su retracción de la Masonería, la cual planeó la revolución filipina de 1896 y la posterior ocupación de las Filipinas por los Estados Unidos. Aguinaldo murió como católico, y se le dio un funeral católico.

A Aguinaldo, debido a estos acontecimientos que rodean su vida y la Revolución filipina, se le adjudica falsamente la muerte de Bonifacio y del General Luna; cosas ambas que nunca fueron verdad.

Más tarde, visitamos la ciudad de Cavite y nos encontramos con el Señor William Panganiban que nos habló en su lengua nativa: chabacano. Chabacano es una variante de la lengua española que se hablaba extensamente en Cavite y algunas regiones de Manila. Después de la Segunda Guerra Mundial, la población de habla chabacana simplemente pereció. Hicimos una visita rápida de su casa donde se puede apreciar el esplendor de la cultura Chabacana de Cavite y asimismo el apogeo de las Filipinas.

También visitamos la Iglesia de San Roque, donde veneramos la centenaria imagen de Nuestra Señora de los Dolores de Porta Vaga.
Concluimos nuestro pequeño recorrido en la Iglesia de Santa María Magdalena de Kawit: una magnífica iglesia. En ella fue bautizado Aguinaldo y él mismo solía frecuentarla para rezar, incluso durante la época de la Revolución.

El descubrimiento de la Hispanidad de las Filipinas es una de las obras concretas de ‘transfigurar la cultura’, porque redescubrir las raíces de las Filipinas es declarar en alta voz que es una cultura católica.